Es normal que para todos, el momento de hacer la declaración de la renta pueda darnos miedo o causarnos u poco de estrés. Sin embargo, siendo previsor al respecto, podremos tener mucho más claro todo lo que viene a continuación y lograr tener una declaración de la renta correcta y adaptada a nuestra situación.
La clave está en revisar muy bien el IRPF de tu nómina con el fin de que de esa forma no tengas que pagar demás a Hacienda.
La nómina tiene una parte de retención que está destinada al IRPF. Ese es un dinero el cual todos los trabajadores lo que hacen es adelantar a la Agencia Tributaria. Digamos que es un adelanto de dinero que se hace de lo que posteriormente tendremos que pagar en la declaración de la renta.
Cuando el cálculo de ello es correcto, entonces el IRPF a pagar será cero. Es decir, que no tienes que pagar nada ni Hacienda te tiene que devolver nada de ello. Los problemas aparecen cuando no es exactamente así, ya sea que te han retenido demás en la nómina o de menos.
Las retenciones adecuadas del IRPF dependerán del salario que percibas. Por eso hay una tabla de recomendación de la Agencia Tributaria con respecto a unos tramos para que te puedas adaptar a ellos.
Por ejemplo cuando la base imponible no supera los 12.450 euros anuales, se recomienda que el IRPF sea de un 19%. En un tramo de 12.450 a 20.200 euros, el tramo recomendado será de 24%. De 20.200 a 35.200 euros, el tramo recomendado es de un 30%. Mientras que de 35.200 a 60 mil euros, el IRPF es de un 37%. A partir de los 60 mil euros, el tramo será de 45%.
Al final, la retención del IRPF no deja de ser como el dicho popular que a más ganancias mayor será el tramo de retención.
Pero no te aventures a pedir de inmediato que te ajusten el IRPF al que corresponda en la tabla, porque podría llegar a ser diferente. El tramo tiene que ver con la base imponible, que siempre es mucho menor a tu sueldo integro y que hay otras cosas que incluye como por ejemplo las vacaciones, etc.
Además, Hacienda tiene en cuenta otras variables para definir cuál es el tipo de IRPF a retener. Las empresas hacen estos cálculos de forma genérica, por eso lo más recomendable es que tengas una asesoría al respecto que te ayude a analizar tu situación y determinar así cuál es el tramo del IRPF correspondiente a tu caso.